Antes de que pases de largo con este artículo, déjame decirte que la frase no es mía, sino de los gurús de la reingeniería Hammer & Champy que comienzan así la introducción de su libro: “Un conjunto de principios sentados hace más de dos siglos ha dado forma a la estructura, la administración y el desempeño de los negocios durante los siglos XIX y XX. En este libro sostenemos que llegó la hora de descartarlos totalmente y adoptar nuevos principios. La alternativa es que las corporaciones cierren sus puertas y se retiren de los negocios“.
¿Por qué, estos teóricos en el primer párrafo de su libro empiezan de una manera tan alarmante?
Escrito a principios de los 90’s cuando los sistemas de información empresarial eran incipientes, más adelante escriben: “Las nuevas organizaciones no se van a parecer mucho a las corporaciones de hoy, y las formas en que compran, hacen, venden y entregan productos y servicios serán muy distintas. Serán compañías diseñadas específicamente para funcionar en el mundo de hoy y de mañana, no instituciones procedentes de una época anterior gloriosa pero que ya no tiene vigencia”.
Para ejemplificar esto podemos citar a Didi y Uber Eats, negocios que se dedican a la distribución de comida pero que no tienen una sola cocina, o que se dedican al transporte de personas y que no tienen en su inventario un sólo vehículo, o por ejemplo Airbnb, que ofrece alojamiento sin tener una sola habitación en sus activos.
Pero, ¿cómo es que un libro escrito hace 30 años puede aplicarse en los albores de la transformación digital?
La era de la industrialización
Adam Smith, en su obra “La riqueza de las naciones” de finales del siglo XVII descubre que el mundo está cambiando y que los talleres artesanales tienen que adaptarse a un nuevo futuro, dónde la producción en masa será necesaria para satisfacer a una población cada vez más creciente a nivel mundial, dónde los bienes serán requeridos a niveles nunca antes visto y se tienen que crear fábricas que puedan atender esa demanda. Fenómeno impulsado por la transformación industrial, gracias a la invención de la máquina de vapor
Para que este cambio fuera posible, Smith establece que las empresas tienen que dividirse en 4 áreas funcionales y que el trabajo debía separarse en sus tareas más simples y básicas, dando como resultado la división funcional (Comercial, Finanzas, Producción y Recursos Humanos) estructura que, a casi 250 años de su planteamiento sigue siendo vigente en la era de la Ciencia de Datos.
Hoy este modelo empresarial está dando síntomas de desgaste, la burocracia que afecta a todas las organizaciones indistintamente de su tamaño, la dificultad de adaptarse a entornos cada vez más competitivos, la presión a los que las someten competidores más dinámicos y flexibles, combinado con la incursión de herramientas como ChatGPT que prometen impactar en el corto plazo 40% de las horas laborales así como generar profundos cambios en el mercado, clientes cada vez mejor informados y tecnologías que no terminan de desarrollarse, se convierten en un reto formidable a enfrentar
Las organizaciones funcionan mal porque antes funcionaron bien
Las empresas fueron diseñadas para un mercado masivo que hoy ya no existe. Antes todos los autos eran negros porque eso facilitaba el proceso de producción, hoy en día iniciativas como “Ad Personam” de Lamborghini permiten un nivel de personalización jamás antes visto y este fenómeno no ha sino empezado. Gracias al comercio electrónico es posible adquirir una placa con la imagen de tu perro, ser fabricada a miles de kilómetros de distancia y recibirla a la puerta de tu casa sólo unos días después, todo lo que aún se llama “línea blanca”, cada vez se aleja más de este concepto gracias a la personalización; refrigeradores conectados a Internet, chatbot que permiten gestionar el inventario de casa y la integración de IoT en los hogares, es la manifestación de que ese mercado masivo ha cambiado a una fragmentación que puede llegar a nivel individual.
Si consideramos entonces, que el modelo de gestión empresarial propuesto por Adam Smith y mejorado por Henry Ford así como por Frederic Taylor, padre de la administración moderna et al tiene 250 años y fue concebida para un mundo que ya no existe, es por ello que toma sentido la frase “Las organizaciones funcionan mal porque antes funcionaron bien”.
Después Hammer y Champy en su capítulo uno de su misma obra se preguntan: “Si los ejecutivos quieren compañías expeditas, ágiles, flexibles, diligentes, competitivas, innovadoras, eficientes, enfocadas al cliente, y rentables, ¿por qué tantas son pesadas, torpes, rígidas, perezosas, lentas, no competitivas, no creativas, ineficientes, desdeñosas con respecto al cliente y que además, pierden dinero?” La respuesta es sencilla: Porque están haciendo frente a un mundo nuevo, con un modelo diseñado para un mundo que ya no existe.
Visto entonces así, un modelo de gestión empresarial que tiene 250 años de haber sido concebido con respecto a un cambio de enfoque hacia una gestión empresarial enfocada en procesos, definida hace 30 años ya no se ve tan vieja, pero cómo puede llevarse al cabo?
Con Reingeniería, que es una palabra que casi nadie conoce pero que sólo de escucharla a más de uno le quita el sueño. Y además su propuesta de empezar con una hoja en blanco, la hace un desafío descomunal en la era de los grandes sistemas de información; que hipotéticamente deberían ayudar a resolver esta situación y sin embargo los hechos demuestran lo contrario.
El futuro de la gestión empresarial basado en datos
En los albores de la transformación digital, con los cambios políticos que están sucediendo a nivel mundial, un futuro del trabajo con enormes retos la oportunidad que se abre para las personas con el uso de la Inteligencia Artificial aplicada a las organizaciones, que riesgos y amenazas pueden surgir con un modelo de gestión inventado hace 250 años para un mundo que ya no existe?
Yo creo que muchos y tienen que ser abordados antes que después; a partir de la regla TinTO (Trash in – Trash Out) que se aplica de manera general a los sistemas de información, cobra mucho mayor relevancia con el uso de la Inteligencia Artificial para incorporarlo a las empresas, es decir, Decidir iniciar un proceso de transformación con procesos lentos, burocráticos, complejos e imposibles de medir, al incorporarle GenAI a la organización puede amplificar estos defectos, creando efectos negativos en la operación.
En el contexto de la transformación digital basada en procesos, la reingeniería en combinación con la Inteligencia Artificial Generativa cobra un papel relevante al ser una metodología comprobada que produce resultados tangibles y que pueden posteriormente ser mejorados, gracias a herramientas de Machine Learning especializadas en minería de procesos, dando como resultado empresas optimizadas permanentemente
La transformación digital requiere una visión holística, iniciando con una comprensión clara de los efectos que tendrá la inteligencia artificial hacia clientes, proveedores, empleados y accionistas, y será labor de cada quien y tomando decisiones ya, que pueda ser una amenaza o una oportunidad.